Alberto GIACOMETTI

Biografía

Alberto Giacometti nació el 10 de octubre de 1901 en Borgonovo, un pequeño pueblo del cantón de los Grisones, en la Suiza italiana. Hijo del pintor postimpresionista Giovanni Giacometti, fue iniciado muy pronto en el arte y en el gusto por el dibujo y la pintura. Desde la adolescencia mostró un talento precoz para la escultura, realizando a los trece años sus primeras obras: cabezas y bustos de notable expresividad.

En 1919 ingresó en la Escuela de Bellas Artes de Ginebra, donde estudió dibujo y pintura. Tres años más tarde se trasladó a París para estudiar en la Académie de la Grande Chaumière con Antoine Bourdelle, discípulo de Rodin. Allí descubrió las vanguardias y se apasionó por el cubismo y el surrealismo.

Durante las décadas de 1920 y 1930, Giacometti frecuentó los ambientes intelectuales y artísticos de Montparnasse. Conoció a André Breton, Jean Cocteau, Louis Aragon y Salvador Dalí, y se unió por un tiempo al movimiento surrealista. Sus esculturas de esta época son oníricas y simbólicas, reflejo de una búsqueda interior más que de una representación realista. Obras como La mujer que sueña (1929) o Objeto desagradable para arrojar (1931) ilustran este periodo experimental.

A comienzos de los años treinta, Giacometti se alejó del surrealismo. Obsesionado con representar el rostro humano, inició una investigación profunda sobre la presencia interior, más allá de la semejanza física. Su hermano Diego, su modelo constante, y su futura esposa Annette Arm se convirtieron en figuras centrales de su obra.

Tras la Segunda Guerra Mundial, desarrolló su estilo más característico: figuras alargadas y delgadas, frágiles y tensas, cargadas de dramatismo. Estas siluetas —solitarias o agrupadas en un espacio vacío— expresan la soledad del hombre moderno y la angustia existencial de la posguerra. Obras maestras como El hombre que camina, La mujer de pie o La plaza se convirtieron en símbolos universales de la condición humana.

Su trabajo cautivó a los pensadores existencialistas, en especial a Jean-Paul Sartre, quien lo definió como el artista del “hombre en situación”. Giacometti también realizó retratos y dibujos de trazo fino e intenso, guiados por la misma búsqueda de verdad que sus esculturas.

Sus exposiciones internacionales, como la Bienal de Venecia (1956) y las muestras en la Galería Maeght, le otorgaron fama mundial. En 1962 recibió el Gran Premio de Escultura de la Bienal de Venecia, consolidando su lugar entre los grandes artistas del siglo XX.

Hasta el final de su vida trabajó incansablemente en su modesto estudio de la Rue Hippolyte-Maindron en París. Murió en Coira (Suiza) el 11 de enero de 1966, a los 64 años.